Muchos adultos jóvenes nunca tienen la oportunidad de aprender qué es una relación sana antes de que la pornografía les comience a enseñar su versión, la cual, por lo general, está llena de violencia, dominación, infidelidad y abuso. Puesto que a la mayoría de la gente no le emociona la idea de una relación abusiva, la educación sexual que los jóvenes reciben de la pornografía les dificulta conectarse con parejas románticas reales cuando lo desean, y se encuentran incapaces de ser excitados por nada más que imágenes en una pantalla. A medida que la gente va creciendo y comienza a formar relaciones, la pornografía promete un mundo virtual lleno de sexo, más sexo, y mejor sexo. Lo que no menciona, es que cuanto más se adentra un consumidor en ese mundo de fantasía, más probable es que su realidad se convierta en lo contrario de lo que prometía la pornografía. Estudios demuestran que la pornografía a menudo conduce a menos sexo y menos satisfacción sexual, y para muchos usuarios, la pornografía eventualmente significa no tener relaciones sexuales en absoluto.
Elizabeth M. Morgan, “Associations between Young Adults’ Use of Sexually Explicit Materials and Their Sexual Preferences, Behaviors, and Satisfaction,” Journal of Sex Research 48, no. 6 (2011): 520–530.
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